Hace 5 años fui a protestar. Así es, tal cual, protestar. Salí a las calles vestida de blanco, junto con otro millón de ciudadanos a quejarme amargamente. No más inseguridad. No más violencia. No más, por favor. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
Nos hemos convertido en un país en el que el ejército está tomando las calles para combatir al narco. Nos hemos convertido en un país todavía más violento, con Ciudad Juarez a la par de Bagdad. En la Ciudad de México no han entrado los verdes... pero los asaltos, los robos y los secuestros siguen a la orden del día. Entraron a mi casa, se robaron todo. ¿Alguna vez los atraparán, irán a la cárcel y mi padre recuperará sus relojes? Por supuesto que no. ¿Acaso se han acabado los negocios relacionados con drogas en el país? ¿Alguien ve la luz al final de este túnel que más bien parece una interminable espiral de sangre e impunidad? Si algo ha cambiado desde hace 5 años que protesté es que se ha puesto peor.
¿Qué esperan entonces los manifestantes? ¿Qué milagro? Tal vez cuando el presidente vea a esas masas en la calle diga: "Ah! ¡No sabía que esto molestaba a mis ciudadanos! ¡Acabaré con el crimen y con la inseguridad ahora mismo!" O mejor aún, dirá: "No puedo con esto. Renuncio y que venga alguien mejor." Viene por fin (introduzca aquí el nombre de su candidato/partido favorito) y ese sí puede. Mete a todos los malos a la cárcel, pone a todos los buenos a gobernar y se gasta los impuestos en salud y educación en vez de en su propia campaña política.
Ah... he perdido la fé. ¿Cómo la recuperamos?
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